De nuevo la noche fría y oscura, sin el tacto de tu piel junto a la mía. Sin el cálido aliento en mi nuca que me llena de caricias y salpica mi cuerpo de rocío.
Quiero dormir para sentirte mío.
Voy a santiguarme de deseos.
Rezaré la letanía de tus besos.
Y mañana, al despertar, serás el Credo de mis sueños.
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