Este año, la celebración de la semana de pasión, doblemente apasionada, eclipsó la celebración el 23 de abril del Día del Libro. Cosa por otra parte que a Cervantes, eso le dará igual, en caso de que su ánima siga animada a insuflar el ánimo suficiente en el personal que se dedique, en cuerpo y letra, a sacar del alma lo que la imaginación contar quiera para convertirlo en libro, novela o cuento, letras de historia y verso, o simple román paladino, ¡vaya¡
Yo, a veces liosa, otras liada pero nunca liante, tengo un forma liada de decir las cosas con lío, para liaros un poco, amigos bosquianos, y deciros, paseantes de trino y rama, que salgáis a la calle y buscar por los escaparates, un buen libro. .
El jueves día 28, asistí con gente de bién, aunque poca pero bien avenida, porque ya se sabe que muchos son los llamados y pocos los asistentes, a según qué eventos de idea y pluma como, en este caso, la presentación -en la Biblioteca Municipal, a través del Club de Lectura de “mi” pueblo, del que formo parte desde que parte quise formar de él- de la primera novela de Charo Cutillas Hernández. Humana y Antropóloga para más señas, y responsable consecuente de facilitar que, por estrechas aberturas femeninas, pueda alumbrarse la vida de otras vidas. Con esto digo que es también, Matrona. Noble dicen sus rasgos. Comunicadora sencilla y afable. Mujer pequeña de gran don, como saber contar. En fin, novelista primigenia pese a que lleva tiempo escribiendo lo que escribir quiere.
Siempre que puedo, ahí estoy. Aportando mi granito de arena para colaborar con quienes como yo, nos embarcamos en el maravilloso y a veces nada fácil, mundo de contar. O, mejor dicho, saber contar….Porque contar, lo que se dice contar, cualquiera cuenta, aunque sean las cuentas de un collar…Saber decir, comunicar, transportar a quién lea, fuera de lo dentro que de si se encuentre, no es tarea fácil para todos. Narrar y hacernos viajar, reír, emocionarnos, revivir amores tiernos o llorar tragedias, sólo es privilegio de quién ha nacido para crecer contando.
“Sabor a ron” cuenta historias, vidas, viajes, pareceres, primeros amores y sinsabores. Se da una vuelta por los recovecos de la memoria. Hace y deshace maletas echas de otras tierras, culturas, costumbres diferentes y sensaciones nuevas…Es mujer y sentimiento. Amor y desamor. Sinrazón convertida en tragos largos de olvido y recuerdo. Es, en definitiva una novela para leer.
Tuve el honor de conocer a gente nueva que tiene algo interesante que contar, y compartir momentos agradables, -además de tomarnos unas cañas con caracoles y otras tapitas, porque en todos los lugares se ejercita el noble deporte de la barra fija y el levantamiento del vidrio-, en compañía de la autora, amigas, conocidas, pero entre lo mejor, el rato entre seres especiales que se pasean por el Bosque y aledaños y hacen algo más que caminar.
“Sabor a ron” no dejará a nadie mal sabor de boca.