domingo, 15 de noviembre de 2009

VENUS LITERATA


Miau, mauuu… Aprovecho que mi ama me ha dejado sola un momento en su despacho y me subo a la cómoda silla en la que pasa mucho tiempo escribiendo cosas . Ella no sabe que puedo leer, por eso cuando escribe me deja estar mirando sin parar a la pantalla de su ordenador o a los papeles que tiene por este lar y que yo me sé de memoria.

Tengo las almohadillas de mis manos en las teclas de su ordenador, y voy paseándome por las letras guardadas que tanto dicen. Sobre mí ha escrito algunas cosas y yo agradezco desde mi mundo felino estar con ella.


Sí, estoy muy contenta de vivir con esta humana mía.

Claro, que eso tiene su inconveniente, ¡porque no puedo ni echarme novio¡.

Ella dice que estos gatos que rondan por el jardín de nuestra nueva casa y marcan su territorio poniéndole perdidas la puerta de la calle y las ventanas, están buscándome en los momentos de celo gatuno, y que no piensa dejarme salir…que luego la lleno de gaticos y ella no podría separarse de ellos y no es cuestión de tener más… ¡¡jooo¡¡ Ella, para “esos días”, me da unas pastillas que cada vez me trago peor…

En fin, este es mi sino de gata casera.
Es verdad que vivo cómodamente, y cuando el celo se pasa, agradezco no estar vagabundeando por las calles ni de tejado en tejado, que eso también es malo.

Siempre hay que tener un hogar y vivir seguros.
Mi ama dice que todo no se puede tener en esta vida, ni en la gatuna….Que, el precio de no mojarse cuando llueve, ni perecer de frío y ver qué se encuentra una por ahí para llevarse al galillo, es de ser una felina privilegiada, y a algo hay que renunciar.

Paso mi tiempo dormitando y aposentándome donde me apetece. Esta casa es muy grande. Tenemos un jardín precioso, al que me temo que nunca visitaré si no es a través del cristal.
Cuando miro por las ventanas, a las que ya me he acostumbrado, veo a muchos de pájaros de un sitio para otro y a palomas que yo sé que no son mensajeras, pero lo parecen.
Hay un pino enorme frente a mí y una ardilla sube frenéticamente por él y lo va despoblando de sus piñas piñoneras. ¡Qué rapidez lleva la tía¡….Si pudiera le daría unos zarpacillos en su cocorota, por dejarnos todo hecho un asco de cáscaras.
Al poco de venir a esta casa, casi me estampo….No había yo visto aún lo que la naturaleza nos brindaba y por poco me rompo el hocico queriendo ir tras los pájaros y la ardilla. ¡¡Hasta un bigote me dejé en el empeño….¡¡¡joernreerrr¡ que topetazo¡¡.

Ahora ya sé por qué mi ama no me deja salir ni al jardín. Sabe que saldré pitando tras estos visitadores en libertad y que yo perderé la mía de gata hogareña porque puedo no volver tras el intento. Creo que no sabría regresar. Ahí afuera se debe estar bien, pero dentro vivo como la reina del mambo gatuno, y no quiero arriesgarme. ¡¡Aunque, por Bastet, que intento salirme cada vez que veo la puerta abierta¡¡.

Bueno, a lo que venía….
Deciros que me gusta mucho leeros en silencio desde mis ojos de pupilas cambiantes y aunque a lamidos quisiera borrar mis huellas en la pantalla de este aparato que tiene unos peces de colores nadando por ella, mi ama sabe de mis arrebatos literarios porque no puedo evitar que mis zarpicas impresas me delaten, ni los pelos de tres colores se queden como marcando las palabras en sus teclas.


Yo miro a mi ama mientras escribe y le hago muchas preguntas, porque que lo sepáis: las gatas hablamos mucho. Cuando descifráis nuestros maullidos, es cuando podemos entendernos.
Ella ya lo ha hecho, por eso siempre me quedaré con ella, y aunque se deje la puerta abierta, nunca me iré, porque las dos sabemos que como en la casa de una no se está en ninguna parte.


Miau, miau.











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