domingo, 1 de noviembre de 2009

SUEÑOS





























La cama, en soledad, hay que abandonarla cuando el acto de dormir ha cumplido su tiempo y se ha marchado dando paso a la vigilia. La vida late inexorable y, a veces, perderse un amanecer es restar al calendario vital un tiempo que no volverá. Otras veces, el sueño, ese reparador compañero, llena de fantasías las horas que en ocasiones consideramos perdidas. En las que los sentidos adormecidos dan paso a los sueños. A las esperanzas que, calladas, pugnan por hacerse voz y movimiento.

Hoy ,al amanecer, el sol ha teñido de naranja el azul mortecino del cielo y, cuando los ojos al despertar lo primero que han visto ha sido su luz, han sentido, una vez más, la vida comenzar de nuevo: al día que se ha zafado de la noche y comienza a pedir cuentas a lo que, en momentos de inconsciencia onírica han vivido porque han soñado con el amor que, callado, pide ya, sin alzar la voz, sensaciones nuevas.
Han visto, al abrir tus cerrados ojos, que tenían reflejado en sus pupilas, mi boca que se acercaba solícita a la tuya, y han sentido, de nuevo, estallar en silentes quejidos el mar de espuma blanca que, con furia, llega a la orilla de suave arena, donde ya, ni siquiera el agua que borra las huellas, puede arrastrar el peso de dos cuerpos atrapados y que, exhaustos, vuelven a dormir para soñar de nuevo.

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