jueves, 29 de octubre de 2009

A TI, COMO HOJA DE ÁRBOL



Hoy, cuando mi particular bosque ha recogido el olor a tierra mojada que el agua de lluvia le ha regalado y las hojas de los árboles caídas van desgranando los días del tiempo que sigue impasible su curso, compruebo una vez más que cuando los sentimientos son como hojas perennes, no hay miedo de que la caducidad llegue a arrastrarlos.

Y al igual que hojas de un calendario, las hojas de un árbol caduco, siguen su curso. Llegan lenta e incansables al fin que persiguen: volver a acariciar la tierra que las sustenta y en la que se posan. Llenarse de la fragancia que exhalan los frutos que han quedado sin recoger y se desprenden de su rama hasta caer, uniéndolos de nuevo.

Así, como las hojas, los frutos. y el tiempo siguen el camino que el destino les dibuja, yo iré anotando las fechas que faltan para volver a caer en tus brazos.

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