jueves, 31 de mayo de 2012

EN BLANCO.


Hacía tiempo que se había quedado suspendida en el vacío del silencio. Ni una letra era hoyada por el peso de la piel desnuda de sus manos.

Hoy, por fin, se ha puesto las zapatillas de andar por casa. Las que amortiguan el ruido de las pisadas para no molestar al silencio,  y sube al desván de su memoria. Desanda el espacio largo de los días hasta encontrarse con ellos; los habitantes escondidos en los entresijos de las ideas.

Cierra la puerta tras el miedo blanco de su mente y se enfrenta al papel. Poco a poco, los fantasmas negros de la noche se disuelven como humo entre los dedos quietos y dibujan siluetas en el aire de palabras rotas.



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