viernes, 12 de febrero de 2010

SAN AMOR


Siempre he estado enamorada. Al menos es lo que yo creo, si enamorada se entiende por sentir amor por las cosas, por la vida.

El concepto vida, es extensible a la de pareja, y a esos amores que  me han dejado huellas de caricias indelebles en cada poro de mi piel y que aún huele a los roces de otras pieles en la mía. 
Amores que permanecen porque se hacen fuertes en el recuerdo y crean un enlace de pasión entre las venas donde palpitan aún los besos que doy y me devuelven llenos de lascivia.  

Nunca he celebrado el amor con corazones de plástico ni flores que se marchitan tras el primer deseo. No hay en mis amores vividos un San Valentín de comercio y pago en los abrazos que me dejan la piel marcada  por espasmos de placer, ni salí a celebrar fuera del reducto de mi casa el día de los enamorados, porque el amor no es cosa de un día, y porque siempre pienso que las cosas que se tienen que conmemorar son aquellas que no tienen destinado un lugar preferente en ninguna parte.

Quizás yo esté equivocada y acertadas las personas que el 14 de febrero envuelven con celofán el deseo y las caricias dejando a veces escondido el desamor… 
Quizás sea bueno celebrar una vez al año que se está enamorado y la esperanza por su continuidad aceche en el descorche de una botella o el envoltorio de regalos de ida y vuelta entre enamorados que llegaron revestidos de reclamo tras los cristales adornados de un  escaparate.

Quizás haya tantos quizás para celebrar que se está enamorado que yo ni sepa contarlos.

Pero es que yo estoy enamorada y no puedo ni quiero celebrarlo cada catorce de febrero.


Quiero que el amor siga llamándome con deseo aunque para gozarlo tenga que pactar con el tiempo y  la ilusión viaje en una maleta. 


Quiero que el Amor sea una fiesta cuando estalle de placer hasta que  no me queden fuerzas para repetirlo. 


Quiero que el Amor me deje escrito en el alma que hay una importante razón para no tener que un día de mercado celebrarlo. 


Esto es una declaración de amor al amor, al deseo, al sentimiento y al recuerdo para aquellos amores que han existido y están en mi vida. Un recuerdo de un corazón que, en cada latido, tiene grabado el latido de otro corazón, en cada abrazo sentido, en cada beso de pasión, en cada rincón donde el amor ha sido vivido y vívido.









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