lunes, 15 de marzo de 2010

LOS LIBROS PERDIDOS.

Tengo un correo que no publicaré íntegramente por respeto a quien me lo ha enviado. Un correo tan sincero como doloroso. Pero es una primera respuesta a lo que, a grandes rasgos, y sin profundizar en el dolor, que ya no solo es tristeza lo que los libros sienten, según escribía en "Libro abierto", al ser depositados en otras manos aún con la convicción de que pronto volverán a casa, sino el horror y sufrimiento que han tenido que padecer, quienes los atesoraban. Los reverenciaban.

Como me ha llegado a tocar la fibra la confesión recibida, lo dejaré en este bosque para que respire el aire fresco de la Libertad bien entendida que se vive en este mi particular paraíso de letra y sentimiento. Pero no lo situaré en ningún país concreto, ni época cierta. Con poco que el lector imagine, podrá situarse en mil y un lugar del Planeta donde los libros fueron pasto de las llamas. Ya no sólo por quienes ordenaban su destrucción para que no “soliviantara la moral y las buenas costumbres”…por decirlo suave, sino de quienes por puro miedo y protección, se veían obligados a sucumbir ante la barbarie de la persecución, más allá de los confines de la mente.

…””Así que, nos dedicamos a esconder, guardar o quemar libros y discos... algunos he salvado, pero quemé una biblioteca completa de libros de psicología.... en silencio... llorando cada página despidiéndome de esos amigos que no hablan pero siguen mudos... debo confesártelo.... quemé libros de Pichón Riviere... de José Ingenieros.... de Froi, de Marx.... de los pensadores griegos, de los filósofos universales.... quemé poemas de Alfonsina.... de Machado... de tantos otros.... Tenía una colección envidiable de discos numerados de ediciones especiales... Quilapayun... otros que no me quiero acordar porque me traen tanto dolor... Recordaba que DONDE SE QUEMAN LIBROS, TARDE O TEMPRANO SE QUEMARÁN SERES HUMANOS.... y... sangraba por dentro y por fuera sabiendo que estaban quemando gente al mismo tiempo que yo..... para salvar a mis dos cachorros... quemaba libros.... ¿recibiré algún día el perdón por ese acto cobarde?... debía dejarme matar, pero pensando en los niños... solo atiné a llorar y quemar... a quemar y llorar....

Cuanta sabiduría quedaban en vaporosas cenizas!! cuantas horas de lecturas y estudios!! cuanta música de amigos... cuanta vida quedaban reducidas a nada... por la ambición de unos pocos y la maldad de muchos””...

Si alguna vez, yo tuviera que calentarme en la Hoguera de las Vanidades, preferiría mil veces morir que seguir viviendo entre cenizas.








4 comentarios:

Roberto Learsi dijo...

Tengo miedo de sentir
que me hundo en el olvido,
soy un trueno enloquecido
que no marcha a ningún lado,
soy la sombra de un pasado
y el dolor de lo perdido

Mª Carmen Callado. dijo...

Roberto, creo que has descrito muy bien lo que deben sentir los libros cuando son destruídos. Y la amargura de quienes se han tenido que desprender de ellos.
Sería mejor desprenderse de las armas y la sinrazón que matan más que los libros.

Gracias por leer y opinar.

Pedro Bonache dijo...

No he leido mucho, no conozco a los clasicos, no tengo autores favoritos ni memorizo citas, no tengo poemas enmarcados a la entrada de mi casa..., ella tiene a Benedetti, hubo un tiempo en el que algunos posters decoraban mi habitación, hasta que los arrranqué y dejé las paredes desnudas..., pero pese a todo si que leo algo y desde luego percibo como las buenas lecturas nos forman y nos hacen crecer, nos hacen desarrollar el criterio, la critica, la duda sobre lo aparentemente establecido..., por eso el estado siempre ha perseguido a los libros, casi con mas miedo que a las armas, quizás por eso España va a la cola en cuanto a educacion, quizás por eso no existe un pacto sobre ella, par que nada cambie y para hacernos creer que somos libres, que tenemos educacion, que podemos asistir a la universdidad..., cuando realmente la cultura languidece en medio de las tecnologias emergentes.
Un saludito.

Mª Carmen Callado. dijo...

Es verdad que no sólo no se hace un buen uso, en demasiadas ocasiones, del aprendizaje que pueda propiciarnos la lectura, sino que, como bien dices, precisamente por la mala educación que prima sobre muchos sectores de una población demasiado ignorante, es lo que vamos muy mal en cuanto a determinados comportamientos, porque es cierto que la ignorancia es el peor de los males que provoca la incultura. Se hace mucho daño desde el desconocimiento de las cosas.

Dejo aquí este comentario que un día leí de José Antonio Marina(mensaje para el día del libro de 1997 en Castilla-La Mancha)
(La inteligencia y la palabra)
"La lectura no es importante porque divierta, ni porque nos transmita información, sino por algo más trascendental: porque la inteligencia humana es una inteligencia lingüística. Sólo gracias al lenguaje podemos desarrollarla, comprender el mundo, inventar grandes cosas, convivir, aclarar nuestros sentimientos, resolver nuestros problemas, hacer planes. [...] Para que nuestra inteligencia sea viva, flexible, perspicaz, divertida, racional, convincente, necesitamos, en primer lugar, saber muchas palabras".

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