jueves, 25 de marzo de 2010

FIN DE LA JORNADA.




Voy a deslizar la silla giratoria hacia el fondo de la mesa y a apagar las luces que reflejan el cansancio de las letras que contratan y tejen alientos de un trabajo nuevo. Se acumulan tantos expedientes expectantes que, por un momento, debo levantar la vista de las peticiones imperiosas y deslizar los ojos hacia la ventana que atisba el silencio de la tarde, mientras el hambre se recoge entre la loza y el humo de los pucheros dentro de los hogares donde bullen las familias o la soledad aferrada a la cuchara.

Pero yo, hoy, tengo un encuentro. Una cita con los libros y la escritura de mujeres que me han pedido la voz para que lea su prosa cargada de deseos.

Le he dicho al que más manda en todo esto que me voy antes de la hora. El dice que tampoco se queda.

Mañana será otro día. Y aquí estaré de nuevo para saludaros desde el olor que desprende la primavera con brotes de esperanza.

2 comentarios:

Pedro Bonache dijo...

Hola Lara, yo hoy tambien me he ido antes de la carpinteria..., por aquello de dejarme algo de trabajo para mañana, la verdad es que escasea. Despues me he ido con la bici de carretera y en algunos momentos he olido a café, despues me he perdido por la ruta entre pinares de siempre y he disfrutado de la tarde, pero pensando, pensando y pensando que contestar, que decirle, de que hablar con ella..., pedaleando y pedaleando, pedaleando hasta regresar a la urbe.
Un saludín.

Mª Carmen Callado. dijo...

Pues al final mi salida antes para asistir a un evento al que realmente no quería ir, ha resultado para que me inspire un relato reflexivo sobre algo que ya está demasiado manido como para que lo sigan explotando tanto. Lo que pasa es que, como bien dices, el trabajo escasea, y hay quien, por conservarlo, (normal por otra parte) son capaces de repetir la misma cantinela y vender ideales a quién más vulnerable es siguiendo con la misma cantinela de hace lustros...Ya escribiré algo ya, de la reunión deesta tarde...de la que hemos salido antes de que acabaran y pusieran el café con pastas para que quedara claro que no estábamos allí para que nos siguieran vendiendo la moto que ya está más que requetevendida...
Saludicos.

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